En la industria alimentaria, garantizar la seguridad del producto es fundamental, especialmente en un contexto donde las alergias alimentarias han aumentado significativamente en las últimas décadas. Se estima que millones de personas en todo el mundo padecen alguna alergia alimentaria, lo que hace que la contaminación accidental por alérgenos en los procesos de fabricación represente un riesgo serio para la salud pública.

En este escenario, las pruebas de alérgenos se han convertido en una herramienta clave para garantizar la seguridad de los consumidores y cumplir con las normativas regulatorias vigentes.

¿Por qué es fundamental realizar pruebas de alérgenos?

Las pruebas de alérgenos en la producción de alimentos permiten asegurar que los productos sean seguros para el consumo de personas alérgicas. Algunas de las razones clave por las que estas pruebas son esenciales incluyen:

• Protección de la salud pública: Las pruebas ayudan a verificar que los alérgenos no estén presentes en productos sin la debida declaración en el etiquetado. Un etiquetado preciso y un programa robusto de control de alérgenos contribuyen a prevenir la contaminación cruzada y reducen el riesgo de reacciones adversas en los consumidores.
• Protección de la reputación de la empresa: La falta de identificación o un manejo inadecuado de alérgenos pueden provocar costosos retiros de productos y afectar la reputación de una marca. Implementar pruebas periódicas y seguir estrictamente los planes de seguridad alimentaria ayuda a minimizar estos riesgos.
• Precisión en el etiquetado de los productos: Las pruebas permiten a las empresas reducir el uso de etiquetas de advertencia preventivas innecesarias. Un análisis riguroso y constante ayuda a evitar advertencias excesivas que podrían generar desconfianza en los consumidores y afectar la percepción del producto.
• Eficiencia en la producción: Las pruebas de alérgenos también optimizan los procesos de limpieza en las instalaciones de producción, identificando posibles fuentes de contaminación cruzada. Esto permite garantizar la seguridad del producto sin incurrir en costos adicionales por procedimientos de saneamiento innecesarios.

Métodos de prueba de alérgenos

Existen diversos métodos para la detección de alérgenos en productos alimenticios. Los más comunes incluyen:

Pruebas cualitativas (pruebas de flujo lateral)

Son rápidas y eficaces para determinar la presencia de alérgenos específicos en una muestra. Funcionan de manera similar a los test rápidos de embarazo o COVID-19 y son ideales para chequeos de rutina en las instalaciones de producción.

Pruebas cuantitativas (ELISA)

Permiten medir la concentración exacta de alérgenos en una muestra, lo que las hace ideales para validar la limpieza de equipos y líneas de producción, así como para verificar que los productos realmente cumplan con la declaración de «libres de alérgenos».

Cumplimiento de las normativas regulatorias

Las regulaciones sobre el etiquetado de alérgenos son cada vez más estrictas en todo el mundo, obligando a los fabricantes a cumplir con normativas nacionales e internacionales. Algunas de las regulaciones más relevantes incluyen:

• Estados Unidos: FDA (Food and Drug Administration) – Ley de Seguridad Alimentaria FSMA.
• Unión Europea: Reglamento (UE) 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor.
• Argentina: Código Alimentario Argentino (CAA), que establece requisitos específicos para el etiquetado y control de alérgenos.

El cumplimiento de estas regulaciones no solo protege a los consumidores, sino que también refuerza la confianza en las marcas que operan con altos estándares de seguridad alimentaria.

Las pruebas de alérgenos son esenciales para garantizar la seguridad de los alimentos, proteger la salud pública y preservar la integridad de las marcas. Implementar un programa sólido de control de alérgenos y cumplir con las regulaciones vigentes ayuda a reducir el riesgo de contaminación cruzada y a fortalecer la confianza del consumidor en los productos.

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