La instalación de láminas en altura no es solo un desafío técnico: es una coreografía precisa donde confluyen planificación, seguridad y experiencia. El trabajo que realizamos en VistaPueblo es un claro ejemplo de cómo un proyecto de gran escala puede llevarse a cabo de forma eficiente cuando se combina el equipo adecuado con una estrategia bien pensada.
En este artículo, te contamos cómo fue el detrás de escena de esta intervención en altura y qué factores fueron clave para lograr el resultado final.
El objetivo: instalar aproximadamente 1800 m² de lámina en un edificio con más de 900 vidrios intervenidos.
La condición: hacerlo a más de 30 metros de altura, sin interrumpir el funcionamiento cotidiano del lugar y en un plazo de 90 días.
Este tipo de proyectos requiere no solo de un equipo profesional capacitado, sino también de un enfoque técnico integral donde cada detalle cuenta.
Uno de los aspectos más importantes fue el enfoque en la seguridad laboral. Cada paso del proceso fue pensado para proteger tanto a los instaladores como a las personas que circulaban por la zona durante la obra.
Entre los principales elementos de seguridad utilizados se destacan:
Cada superficie, cada altura y cada orientación del edificio representaban un nuevo desafío. Para adaptarnos a todas las condiciones, utilizamos tres tipos de andamios distintos:
Esta combinación nos permitió cubrir todas las caras del edificio de forma eficiente, reduciendo tiempos y aumentando la seguridad.
Un factor clave en la planificación fue la exposición solar. Comenzamos por la cara oeste del edificio, priorizándola debido a su incidencia directa de luz durante gran parte del día.
Esta decisión técnica permitió que la aplicación de la lámina se realizara en condiciones óptimas de adherencia y visibilidad, lo que influyó directamente en la calidad del resultado final.
Durante toda la obra, trabajaron dos instaladores en simultáneo, perfectamente coordinados para maximizar la eficiencia sin comprometer la seguridad ni los tiempos. Esta dinámica en dúo permitió que cada movimiento estuviera respaldado y que el ritmo de instalación se mantuviera constante sin errores.
La intervención en VistaPueblo es una muestra clara de cómo los trabajos en altura no pueden dejar nada librado al azar. La clave está en combinar experiencia, equipos certificados y una planificación técnica rigurosa.
Un punto clave en esta ecuación fue la supervisión de Guillermo Beerli, líder de nuestra unidad de negocio Láminas y Arquitectura, quien estuvo al frente del proyecto como supervisor general. Su rol fue determinante para garantizar que cada decisión técnica se ejecutara con precisión, asegurando que lo planificado se transformara en un resultado impecable. La mirada experta de Guillermo estuvo presente en cada etapa, velando por la calidad, la seguridad y la eficiencia del proceso.
En Rodin, llevamos adelante cada proyecto con la convicción de que lo bien hecho no solo se ve: también se siente en la seguridad, la prolijidad y la tranquilidad de nuestros clientes.